Categoría: Microficción

  • TENTACIÓN – Microficción al vuelo


    Levantó la mirada en cuanto percibió su presencia. La expresión de su rostro hablaba por sí sola; ni siquiera hizo preguntas.

    —Me marcharé en cuanto finalice el ocaso.

    —No es necesario, Puedes quedarte el tiempo que quieras, es solo que…

    —Que prefieres que me marche, lo entiendo. —Él negó con la cabeza; MENTÍA, ELLA LO CONNOCÍA BIEN.

    Le apoyó la palma sobre el pecho a la altura del corazón. La sed despertó más acuciante que nunca. La lujuria, como tantas otras veces, tejió  una red entre ambos que los conminaba a saciarse el uno del otro.

    —No tengo nada que ofrecerte más allá de un polvo ocasional. Mi corazón es incapaz de sentir, lo sabes.

    —Siempre tan honesto —dijo y se inclinó para rozarle la piel del cuello con los colmillos.

    —Esta será nuestra última noche, luego te marcharás —decretó y hundió los dedos en su cabellera para atraerla hacia sí.

    ella se relamió la gota de sangre que había arrastrado  con la atrevida caricia. Él maldijo en silencio porque justo en ese instante comprendió que la tentación por ella le había ganado la partida.

    TENTACIÓN – Microficción al vuelo – Lehna Valduciel

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  • FORZOSO REGRESO

    El interior de una cabina de avión. Hay varios pasajeros sentados mirando hacia una pantalla.
    Imagen libre de derechos tomada de Pxfuel

    Ninosca inspiró hondo. Tragó saliva un par de veces. El nudo que le oprimía la garganta reflejaba con exactitud la sensación que le atenazaba la boca del estómago.

    El acento familiar de la azafata le recordó la razón principal por la cual había dejado su patria. Obedeció las instrucciones y apoyó la cabeza en el respaldo del asiento. Una lágrima furtiva rodó mejilla abajo. Las llamas consumiendo el esfuerzo de tres años de planificación afloraron desde lo más recóndito de su memoria, donde había decidido sepultarlas antes de que consumieran la poca fe que le quedaba. Mantuvo el temple a duras penas. Apartó de sus pensamientos la crueldad de quienes la dejaron sin identidad. La tierna calidez del pulgar que le enjugaba las lágrimas la sobresaltó.

    —Perder una batalla no implica perder la guerra. Hoy volvemos; en algún momento lograremos la libertad.

    —¿Lo cree de verdad? Porque yo no estoy tan segura.

    —Nuestra patria es cuna de vencedores —dijo y le dio un apretón en el antebrazo—. No permitas que la xenofobia aplaste tu espíritu.

    Ninosca cerró los ojos de nuevo. Mientras el avión cobraba altura con destino norte, ella alimentaba un sueño: nada le impediría cruzar la frontera una vez más; algún día volvería a ser libre.

    Esta historia fue escrita para participar en el Va de reto de septiembre 2021, propuesto por Jose A. Sánchez. La premisa era escribir una historia que ocurriese en un avión. Cuenta con doscientas nueve palabras. Está inspirada en hechos reales.

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  • Asesina frivolidad

    Arruga la nariz. Siempre es lo mismo. La impoluta camisa del tipo es un desastre. Le pega un puntapié. Por fin ha quedado fiambre.

    Se ajusta el sombrero dispuesto a marcharse.

    Un ruido estentóreo lo detiene. Se vuelve; empuña la navaja. Los ojos se le desorbitan; sus esfínteres se aflojan.

    —No pensarías abandonarme aquí, Boris.

    Se tambalea. La macabra sonrisa de su interlocutor es elocuente. Baja la mirada. Una mancha borgoña le ha jodido la camisa nueva. Maldice, ceñudo; en el infierno no hay tintorería.

    Un hombre guapísimo que viste una camisa negra que se funde con el fondo del mismo color. Lleva una corbata roja y en la mano sostiene un cuchillo ensangrentado.
    Imagen de Sammy Williams en Pixabay

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  • Silencio

    Una mujer rubia con aspecto de rebelde. Lleva un parche que le cubre uno de los ojos, guantes que no le cubren los dedos ni los nudillos y una gran ametralladora en las manos.
    Imagen de Victoria Borodinova en Pixabay

    El coro de voces se alzó como la ola de un tsunami. El rugido que antecede al desastre se impuso a las voces estranguladas. Ráfagas de balas llovieron sin compasión.

    Cuerpos cayeron; al mismo tiempo, el silencio se alzó, ensordecedor.



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  • Sean y el dragón

    Dragón volando sobre una torre
    Imagen libre de derechos tomada de Pixabay

    Escuchó la voz infantil que reclamaba su presencia. Abandonó la torre que había tomado como refugio.

    El pequeño Sean tragó grueso; el miedo hizo que el corazón le saltase dentro del pecho. El dragón plegó sus alas y lo miró con curiosidad; se fijó en su espada y sonrió.

    —¿Quieres batirte en duelo conmigo? —Sean negó con la cabeza.

    —Quiero tu ayuda, Lyuch. Si nos unimos, podremos derrotar al demonio.

    Miró a los ojos del niño; vio valor y determinación.

    —¡Machaquemos al demonio! —rugió en respuesta.

    Sean subió a su lomo. Ambos alzaron el vuelo.

    El libro mágico se cerró.


    Este relato ha sido escrito para participar en el Escribir Jugando Julio 2020, propuesto por Lidia Castro Navas.

    Elementos a utilizar en el desafío:

    • La imagen de la carta y el objeto del dado: torre
    • Que aparezca el nombre del humano y del dragón que aparecen en la imagen

    El relato cuenta con 100 palabras.


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  • El guardián de los secretos

    Ilustración de un elfo oscuro
    Imagen libre de derechos tomada de pixabay.com


    Dio forma de cubo a la arcilla que sostenía entre sus húmedas manos. Trazó el ojo que serviría, a modo de cerradura, en una de sus caras.

    En las otras cinco, fue tallando, con su delicada cuña, los secretos que evitarían la extinción humana.

    Satisfecho por su legado avivó el fuego que lo mantendría transcurrido el tiempo.

    Una vez creado confinó su espíritu en el interior.

    No hizo falta llave.

    Todo se develaría cuando el alma impía leyese con el corazón.


    Este relato ha sido escrito para participar en el esccribir jugando abril 2020, propuesto por Lidia Castro. Son ochenta y una palabras sin el título.

    Elementos a utilizar en el desafío:

    1. La imagen del cubo: un ojo
    2. Referencias a la escritura cuneiforme