
DEDICATORIA
A ti, que has alegrado muchos momentos de tristeza tan solo con tu don de gente
y tu guitarra gentil.
Que tus cuerdas vibren por siempre
Y que el universo llene de felicidad cada paso que des hoy, mañana y siempre.
Cuenta una antiquísima leyenda que, en un reino olvidado por los hombres habitaba un mago. Este mago, de quien nadie quiere recordar su nombre, jugaba con las artes oscuras porque ambicionaba dinero y poder.
Tras una lucha contra la hechicera Loredana, el mago, al que no le gustaba perder, apostó con la hechicera y esta que era mucho más lista y perversa, lo engañó utilizando un acertijo que solo un hombre sobre la faz de la tierra era capaz de resolver, pero claro, el mago no supo esto hasta que fue demasiado tarde.
Dime buen mago
Como puede suceder,
Que de cinco partidas de ajedrez
Cada jugador ganase tres…
El mago que intentó dar todas las respuestas posibles, falló en todos los intentos. Así que la hechicera le robó todo su poder y el mago, al verse despojado de la magia juró encontrar al hombre que fuese capaz de responder aquel acertijo.
Muchos soles y muchas lunas hubo de pasar el mago caminando por el mundo hasta que un día, en medio del camino se tropezó con un cantaor que llevaba su guitara y un pequeño fardo. El mago, ante la pinta de gitano de aquel joven, desconfió.
—No tengo dinero —advirtió el mago.
—¿Y quién te ha dicho a ti que yo quiero tu dinero, payo?
El mago achicó los ojos, todavía más desconfiado que al principio.
—Y si no quieres mi dinero, entonces ¿qué quieres?
—Algo que ni tú ni nadie con todo el oro del mundo me podría otorgar.
—No hay nada imposible para la magia, gitano —afirmó el mago.
—tú no tienes aspecto de mago, payo —el cantaor lo observaba de arriba abajo, risueño.
—Pero lo soy y muy poderoso —se pavoneó el mago—. Capaz nos podemos ayudar el uno al otro.
El cantaor ladeó la cabeza, desconfiado ante la propuesta.
—¿Qué puede necesitar un mago tan poderoso como tú de un cantaor como yo?
—Necesito encontrar a un hombre. Es un hombre muy especial porque es capaz de responder todo tipo de acertijos.
El cantaor sonrió mirando al hombre.
—Mira si estarás de suerte… ese hombre, soy yo mismo. Dime tu acertijo y lo responderé, en un dos por tres.
El mago algo incrédulo lo miraba de soslayo pensando que aquel pobre hombre estaba tocado de la cabeza. No iba Loredana a escoger a un humano tan como aquel para semejante responsabilidad, ¿no?.
—a ver, buen hombre ¿y usted que quiere a cambio?
El cantaor con el rostro ensombrecido dijo:
—Quiero cantar como los ruiseñores; como la luna le canta a la noche y el sol al amanecer.
Al mago le parecía algo sencillo de satisfacer si tuviese con él todo su poder.
—Muy bien, preste atención al acertijo y si usted me brinda la solución,
Yo gustoso, le otorgaré ese don.
El cantaor estrechó su mano con la de aquel mago y así sellaron aquel trato que a ambos al final benefició.
Tras escuchar aquel acertijo en versos, el cantaor recitó:
En un juego de ajedrez,
Dos contrincantes pueden,
Ganar de cinco partidas tres,
Si juegan por separado
Cada uno por su lado,
Y nunca a la misma vez.
Los ojos del mago brillaron cuando sintió volver toda su magia y en su mente Loredana gritaba de rabia por verse obligada a devolverle su poder.
—ahora mi buen amigo, tenga usted su beneficio por responder el acertijo que ha devuelto mi poder.
El cantaor lo miraba algo incrédulo, pero decidió comprobar si aquel viejo mago le decía la verdad. Cogió su guitarra y tras afinarla de oído comenzó a tocar y cantar. Se quedó tan sorprendido de ver el público que a su alrededor se agrupaba que cuando cayó en cuenta que todavía no le había agradecido al mago por su regalo, este ya había desaparecido.
Y fue así como aquel hombre fue por todos conocido, como el cantaor que hizo que aquel mago de quien nadie sabe el nombre, resolviese el acertijo.
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