
Sabía que no tardaría en volver a encontrarle. Se sentó con calma a observar el espectáculo y sonrió para sí.
Ella, ajena a cualquier otra cosa que no fuese finalizar de manera magistral su interpretación, no tenía idea de lo que estaba a punto de enfrentar.
Tras la tercera salida ante el público esperó que el telón descendiese para marcharse a su camerino. Presurosa por salir del teatro entró al camerino a toda prisa para cambiarse.
La melodía de aquella cajita musical reverberó en la pequeña estancia. Las luces se apagaron y solo la llama de aquella estilizada vela atravesó la penumbra.
Sintió un nudo en la garganta y el corazón a punto de estallarle en el pecho. Sus miradas se encontraron en el espejo.
Los ojos se le llenaron de lágrimas al ver su malévola sonrisa como vaticinio del destino que le esperaba.
No suplicó, era inútil. Siglo tras siglo había intentado obtener alguna respuesta, pero él jamás contestaba, solo le observaba. Alisó su vestido y se acomodó la tiara.
Minutos después un estallido luminoso daba paso a la más profunda oscuridad.
Dejó la cajita musical sobre el vetusto altar y alzó la tapa. Un brillo destelló en sus traslúcidos ojos al observarle girar en el lugar al cual pertenecía desde tiempos inmemoriales.
De nuevo podría disfrutar de su compañía. Su preciosa bailarina no tendría descanso nunca más; su destino era danzar para él durante toda la eternidad.
Esta breve historia ha sido escrita para va de reto especialpropuesto por Jose A. Sánchez, @JascNet en su acervo de letras.
Elementos seleccionados de cada reto propuesto:
- Escribir jugando diciembre: ‘tiara’
- 5 Líneas diciembre: palabra ‘descanso’
- emociones en 50 palabras diciembre: ‘sonido de cajita musical’
- Desafío literario diciembre: Género libre y joven que no puede hablar
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